—¿No podría admitirse que hombres capaces, inteligentes y además talentosos, incluso geniales, indispensables pues, para la sociedad, en vez de vegetar toda la vida pudieran desobedecer la ley?
—Me parece difícil… y peligroso.
—Para la sociedad sería beneficioso.
—¿Quién distinguirá a esos seres superiores?
—Ellos mismos, su conciencia.
—¿Conoce a alguien que no se sienta superior?
—Solo sería al principio, luego dejarían de hacerlo.
—Nadie deja de hacerlo, se lo digo yo. Sería pues, un ladrón útil, bienhechor. Eso sería el mundo al revés.
—Como ya está al revés, esto podría enderezarlo.
‘Pickpocket’ (1956), Robert Bresson. Fotografía: Léonce-Henri Burel.