Las gaviotas son unas hijas de puta. Las observo porque no me gustan, antes me daban igual, pero ahora opino que son crueles, territoriales y peligrosas. Palomas y gaviotas deambulan por la arena en busca de algo de comida, o simplemente pasan un rato de ocio, quién sabe. “Cuando las gaviotas tienen que comer las sobras de los bocadillos, muy bien no deben estar las cosas”, recuerdo que decía mi profesor de quinto de primaria, Don Tomás, mientras miraba con tristeza el patio del colegio desde la ventana de la clase, después del recreo. El escudo de mi colegio tenía tres gaviotas. Como el logotipo de cierto partido político. Entiendo que mi colegio tuviera gaviotas en el emblema, porque siempre merodeaban por allí. Pero lo otro no tiene sentido, yo creo que representan muy bien el espíritu ideológico. Intimidan a las palomas para que se vayan, son bastante intolerantes. Aunque las palomas también intimidan a los gorriones. Supongo que es cuestión de tamaño, de jerarquía social. También son caníbales, las gaviotas, porque cuando tienen mucha hambre comen otros pájaros. Es verdad que hace poco vi a dos gaviotas picoteando bolsas de basura en un contenedor, y me dio mucha pena. Una consiguió abrir una caja de pizza y llevarse volando una porción. En realidad fue divertido observar aquello. Era más bien humor negro. Al igual que cuando observé desde la ventana de mi habitación cómo una gaviota asesinaba a una paloma. Hasta entonces, creía que eran leyendas urbanas, pero vi cómo llegó volando y le atravesó el pecho con el pico. Digamos que la ensartó como un pinchito. Estaba tan horrorizada que no podía dejar de mirar. Se la llevó, pero a unos cuantos metros después de alzar el vuelo, la paloma muerta (o moribunda) se resbaló del pico. Y cayó justo, justísimo, delante de un hombre que estaba de pie, parado en la acera esperando algo o a alguien. Casi le cae en la cabeza. El hombre miró hacia el cielo, creo que pensó: “¿De dónde ha caído una paloma muerta?” (en inglés: WTF?!!!). Yo le hubiera gritado: “Ha sido una gaviota, que la llevaba en el pico para comérsela”. Pero estaba muy lejos, omnisciente, y hubiera sido tan raro como cuando Abraham creyó que Dios le habló. Seguro que aquel señor aún sigue con la duda y cuenta este episodio con tintes paranormales. Yo sé la respuesta (y ahora también vosotros). El paso del tiempo consiguió que me hiciera gracia, pero me dio mucha rabia aquella matanza en vano.
*Imagen promocional de ‘Los pájaros’ (1963), Hitchcock.