‘Tres recuerdos de mi juventud’, los caprichos de la memoria

Artículo publicado en Novemagazine 12/6/2016

 

Recordar o no, por mucha gimnasia mental que se realice, casi siempre depende de cuestiones neuronales involuntarias, y suele ser la intensidad de los acontecimientos quien hunde las huellas en el paseo de la existencia. En ‘Tres recuerdos de mi juventud’, el director francés Arnaud Desplechin resalta varios momentos en la vida de Paul Dedalus, un hombre adulto que se verá obligado a rememorar tres episodios que marcaron su infancia y adolescencia. Casi sin quererlo, será víctima y beneficiario del poder de evocación que ejercen algunos hechos casuales. Acontecimientos inesperados que pondrán a Paul frente a sus recuerdos, y ya de paso, también al espectador. Cada uno de los relatos estará marcado por diferentes emociones: el miedo, el peligro, la pérdida, el desengaño, la rabia y, por supuesto, la pasión. No necesariamente del primer amor, pero sí quizá del más intenso: el de Esther. Una joven que lo acompañará en la transición a la edad adulta. Puede que por esta razón la película se centre en la relación tormentosa que mantienen Paul y Esther. Una historia que llega la última y se erige como trama principal en cuanto a extensión y detalles, ocupando la mayor parte del film.

Así pues, parece que el director quiere resaltar el volumen que ocupan las relaciones personales sobre otro tipo de vivencias, y esta ordenación del discurso entorno a los enamorados rompe con la estructura dividida en capítulos que plantea desde el inicio. ‘Tres recuerdos de mi juventud’ mezcla experiencias confusas, indeterminadas, con otras muchísimo más precisas donde la voz del narrador pasa a ser casi omnisciente. La forma de representación de los primeros recuerdos, apenas esbozados y con algún plano de apariencia casi onírica, resultan acaso más interesantes que la afectación protagonista en la última parte del film. Lo que finalmente llevará al espectador —como a su personaje principal—, a la necesidad de mezclar la realidad con la dramatización.

 

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