Suele decirse que todo tiene solución menos la muerte y, sin embargo, en algunas ocasiones la muerte ayuda a resolver las cosas mucho mejor. Después de ver el documental sobre Milan Kundera y Patricia Highsmith (en Filmin, en ese orden), llego a la conclusión de que el largometraje sobre la escritora estadounidense es, en su conjunto, mucho más redondo que el dedicado a la figura del autor checo. Y esto se debe, según yo, a que Highsmith murió hace 27 años (ya no tiene que preocuparse por defender su intimidad) y Kundera todavía vive (es el absoluto poseedor de sus derechos).
Es evidente que Eva Vitija, directora de Amando a Highsmith, saca partido de la libertad que le ofrece no tener que contentar a su protagonista. Por ello se pringa con gusto, como quien se come un kebab y acaba chupándose los dedos con total legitimidad. Por su parte, Milos Smídmajer, director del documental sobre Kundera, se enfrenta al proyecto de manera mucho más rigurosa y académica, y el resultado es más parecido a pelar gambas con cuchillo y tenedor en la primera cena de Navidad con los suegros, ante la autocensura de saberse observado.
La elección del título ya adelanta bastante el tono: Amando a Highsmith podría ser el enunciado de una novela romántica; en tanto que Milan Kundera: de la broma a la insignificancia, se asemeja más al epígrafe de una tesis. ¿Podría tener algo que ver que uno sea un documental sobre una mujer dirigido por una mujer y el otro un documental sobre un hombre dirigido por un hombre? La perspectiva parece ser muy diferente, pero ahí no tengo ganas de meterme.
Ambos largometrajes comparten el mismo objetivo: el análisis de la trayectoria y obra de dos artistas cuya vida personal ha sido siempre todo un misterio debido, principalmente, al carácter reservado de ambos. Por un lado, Smídmajer plantea la película como una especie de construcción identitaria de Kundera mediante su obra, ya que, de entrada, lo presenta como una figura inaccesible (justifica así, quizá, las carencias de las que adolece el filme en cuanto a material de archivo). Eva Vitija, por su parte, aborda el documental sobre Highsmith desde una perspectiva más emocional, dado que ahonda en la vida de la escritora a través de sus diarios personales. He aquí el elemento diferenciador más importante, puesto que sin la existencia de estos documentos la profundización en la persona de Highsmith habría resultado tan complicada como en el caso del documental de Kundera. No obstante, pese a la ausencia de salseo en el documental sobre el autor checo, la cinta ofrece un interesante análisis sobre la vida académica y política de este.

Después de ver la propuesta de Smídmajer una se pregunta, aún más, cómo es que a Kundera no le han dado el Nobel de Literatura dada la importancia de sus novelas y ensayos en un marco histórico tan determinante dentro de la política europea actual. Una se pregunta, también, si el tremendo recelo de un autor respecto a su vida no juega en detrimento de una mayor comprensión, no ya solo de la obra, sino de un contexto histórico y social que va de lo particular a lo general. En este sentido, en el documental aparece reflejada la radical postura de Kundera respecto a mantener totalmente separadas la vida del autor de la obra:
Sueño con un mundo en que los escritores, por ley, deban mantener su identidad en secreto y usar un seudónimo. Tres ventajas: reducción radical de la grafomanía, menos agresividad en la vida literaria,
la imposibilidad de interpretación biográfica de obras literarias.
Curiosamente ―y enlazando de nuevo con el documental sobre Highsmith―, es la interpretación biográfica de las obras literarias que tanto horroriza a Kundera lo que Eva Vitija lleva a cabo en su documental, obteniendo como resultado un inspirador relato mediante dos temas fundamentales: el proceso creativo y la lucha por la libertad sexual. No es lo mismo saber que Patricia Highsmith fue la autora de Carol que, además, conocer las circunstancias que envovían la novela: que la propia autora era lesbiana, que se la rechazaron en la mayoría de editoriales por su temática gay, y que en los años 50 la mayoría de personas homosexuales acudían a terapia buscando «curarse». Es respetable el hermetismo que Kundera quiera mantener en cuanto a su vida privada, pero en muchas ocasiones conocer la realidad del autor va más allá de satisfacer una simple cuestión morbosa.
Respecto a los diarios utilizados, es fácil preguntarse durante el visionado si se trata de unos diarios ya publicados o no, ya que la directora no hace mención explícita sobre el material. Si googleamos para saber más acerca de estos diarios, es fácil encontrar que fueron publicados en Estados Unidos en 2021, coincidiendo con el centenario del nacimiento de la autora; y que en España se publicarán a finales de agosto de 2022 en la editorial Anagrama. Pero, ¿acude Vitija al libro ya publicado? ¿O selecciona los extractos consultando la fuente original? Al comienzo de la cinta, Vitija interviene a través de una voz en off y reconoce que se enamoró de Highsmith leyendo sus diarios «inéditos». Esta última palabra resulta clave ya que, además, en los títulos de crédito del documental aparecen las citas directas de los diarios, en lugar de la referencia de algún libro. También en los títulos de crédito se especifica que el documental se desarrolló en un proyecto de investigación dentro de Eurodoc en el año 2018, es decir, que Vitija comenzó a seleccionar el material mucho antes de la publicación de los diarios, presumiblemente, visitando el Archivo Literario Suizo donde están guardados.

Además de las citas de estos cuadernos, Vitija añade otros elementos potentes, como entrevistas a familiares, exparejas y examantes de Highsmith que sacan a relucir tanto lo bueno como lo malo de ella. De nuevo, es más fácil contar asuntos peliagudos sobre alguien que ya no está (como decir que la madre de Highsmith era, literalmente, una zorra), que traicionar el honor de alguien vivo.
Por el contrario, en el documental de Kundera la prudencia a la hora de hablar sobre el autor es más que evidente, ya que todo el mundo habla bien de él. Los entrevistados son amigos, académicos y colegas del mundo de la cultura. En ocasiones da la sensación de que asistimos a un proceso de beatificación (lo que llega a ser aburrido). Como mucho, hay quien señala el carácter testarudo del autor y su increíble recelo hacia la manipulación de su obra. A raíz de la exposición de este rasgo, el documental cuenta el disgusto que se llevó Kundera con la versión cinematográfica de La insoportable levedad del ser dirigida por Philip Kaufman en 1987, lo que hizo que jamás volviera a autorizar la adaptación de alguna de sus obras.
Esto es algo que a Patricia Highsmith no le sucedió, ya que su fama como escritora despegó con la adaptación cinematográfica de Extraños en un tren, de Hitchcock, y la mayoría de sus novelas fueron llevadas a la gran pantalla. La existencia de tales adaptaciones supone otra gran ventaja para la realizadora suiza, ya que la gran cantidad de imágenes fílmicas disponibles para armar el documental acaban potenciando la calidad audiovisual de la cinta.
Parece ser que Highsmith, pese a tener un carácter reservado, se mostraba mucho más flexible en cuanto al tratamiento de sus escritos. Esta ambigüedad con la que generalmente actuaba parece explicar también las pocas indicaciones que dio acerca de qué hacer con sus diarios. Ante la pregunta obligada de si Highsmith quería que se publicasen, la respuesta parece inclinarse hacia el sí; ya que sus herederos aseguran que la autora añadió estos cuadernos a su legado literario, e incluso dejó algunas instrucciones sobre la edición de los mismos. Un hecho que alimenta aún más el misterio de una personalidad inabarcable como la de Patricia Highsmith, cuya literatura, en cualquiera de sus formas, parecía justificar para ella la ausencia de pudor.
Tenemos que considerarnos a nosotros mismos una tierra fértil en la que dibujar. Si no, crecemos podridos, como una vaca sin ordeñar. Y si dejamos algo sin explotar, muere dentro de nosotros, desaprovechado.
P. Highsmith, en Amando a Highsmith
El documental de Patricia Highsmith estará disponible en Filmin hasta el 25 de agosto.
El de Milan Kundera forma parte del catálogo (por ahora).